QUIÉN INVENTÓ EL PAPIRO:
Fue muy empleado para la fabricación de diversos objetos de uso cotidiano, siendo su principal utilización la elaboración del soporte de los manuscritos de la antigüedad denominados papiro, precedente del moderno papel.
El fragmento más antiguo de papiro se descubrió en la tumba de Hemaka, en la necrópolis de Saqqara, aunque no han perdurado los posibles signos jeroglíficos escritos en él.
Su elaboración era monopolio real y fue muy apreciado, por su gran utilidad, entre los pueblos de la cuenca oriental del Mediterráneo, exportándose durante siglos en rollos de alto valor.
El uso del papiro no comenzó a ser universal hasta la época de Alejandro Magno. Su uso decayó al declinar la antigua cultura egipcia, siendo sustituido como soporte de escritura por el pergamino. Disminuyó en el transcurso del siglo V de nuestra era y desapareció del todo en el siglo XI. La mayoría de las grandes bibliotecas de Europa poseen manuscritos en papiro.
SU ELABORACIÓN:
Primero, el tallo de la planta de papiro se mantenía en remojo entre una o dos semanas; después se cortaba en finas láminas y se prensaban con un rodillo, para eliminar parte de la savia y otras sustancias líquidas; luego se disponían las láminas horizontal y verticalmente, y se volvía a prensar, para que la savia actuase como adhesivo; se terminaba frotando suavemente con una concha o una pieza de marfil, durante varios días, quedando dispuesto para su uso.
Se solían fabricar rollos de papiro de unas veinte hojas que se pegaban entre sí, con un tamaño medio total de 5 metros. El mayor papiro encontrado es el Papiro Harris I y mide más de 41 metros.
Las inscripciones se realizaban en la cara del papiro que tenía dispuestas las tiras horizontalmente: el anverso. En la otra cara (el reverso) raramente se escribía aunque, por ser muy caro, si lo que estaba escrito perdía interés, era borrado y vuelto a utilizar.
OTROS USOS DEL PAPIRO:
El soporte de escritura no era el único producto fabricado a partir de esta planta, muy común en la época antigua (hoy casi desaparecida, sólo para uso turístico), también se podían fabricar objetos de cestería, sandalias, calzones, cuerdas, e incluso embarcaciones. Se consumía su raíz y a veces también el interior del tallo.
¡Que guay me encanta este apartado Marina!!!!
ResponderEliminarDe:Claudia T.